Cuando hablamos del envejecimiento de la piel, lo hacemos de dos tipos de envejecimientos, un envejecimiento endógeno que viene determinado genéticamente y que es responsable aproximadamente del 25% de los signos del envejecimiento, y un envejecimiento exógeno, debido a causas externas a nosotros mismos y que, en este caso, aporta hasta un 75% de los signos del envejecimiento de la piel.
Dentro de los factores que van a afectar a nuestro envejecimiento exógeno está el tipo de alimentación que tenemos, siendo especialmente relevante el consumo de azúcar. Y es que sí, el azúcar que tanto nos gusta, pero que tanto mal nos hace también tiene reflejo en el estado de la piel. Ojo, que tampoco estoy descubriendo nada nuevo, basta con fijarse en los pacientes que sufren diabetes, donde un tercio de ellos tienen complicaciones cutáneas.
Y es que el azúcar… azucara, y al hacerlo estropea lo que sea, por ejemplo el nervio óptico (retinopatía diabética), los riñones (nefropatía diabética) o la piel (mayor envejecimiento).
Uno de los hechos más relevantes del envejecimiento de la piel es que los niveles de colágeno disminuyen, y es importante que de manera natural los niveles disminuyen a razón de un 1% de a partir de los 25 años, algo que aumenta exponencialmente en las mujeres cuando llega la fase de la menopausia. El colágeno es la proteína más abundante en el organismo y en nuestra piel se encarga de generar soporte, sostén y firmeza, y por tanto, cuando sus niveles disminuyen tendremos menos firmeza, más flacidez y arrugas, pues el azúcar contribuye a acelerar este proceso y no solo esto, también a generar una tonalidad amarillenta conforme cumplimos años e incluso a pigmentarla, todo a través de los procesos de glicación.
Lo que te interesa saber es que fruto de esos procesos de glicación se generan unos compuestos llamados A.G.E (productos finales de la glicación avanzada) y estos son los responsables de causar el daño. Pueden actuar de diferentes maneras, por un lado alteran directamente la estructura de enzimas, proteínas, lípidos y ácidos nucleicos, alterando así sus propiedades y funciones, también son capaces de aumentar el estrés oxidativo estimulando la formación de radicales libres, aumentan la actividad de unas enzimas llamadas metaloproteinasas (que se encargan de degradar colágeno) y también pueden unirse directamente a proteínas como el colágeno y la elastina “inutilizandolas”.
Y que sepas que estos A.G.E se forman a partir del exceso de azúcar que tomamos, pero que también podemos incorporarlos ya formados desde nuestra dieta tanto a través de productos procesados o cocinados a temperaturas elevadas.
¿Se puede hacer algo para luchar contra la glicación desde la cosmética?
Pues sí, por suerte existen activos cosméticos que están especializados en luchar contra la glicación y los dichosos A.G.E, siendo los dos más eficaces la Niacinamida y la Carnosina. Ese es uno de los motivos por los que los incluimos dentro de Bendito Skincare Pyramid.
La Niacinamida es una activo multitasking que, entre otras muchas funciones, reduce la acumulación de A.G.E al interferir con las reacciones entre azúcares y proteínas, ayudando a restaurar la funcionalidad de las proteínas dañadas por la glicación, mejorando la estructura y función de la piel.
Y la Carnosina es un péptido natural que no solo nos ayuda a luchar contra los efectos negativos de la radiación solar sobre la piel y de mejorar firmeza y elasticidad, además ayuda a prevenir la glicación y reticulación de proteínas como el colágeno.
Gracias a la composición de Bendito Skincare Pyramid vas a aportar sobre todo poder reparador y protector a tu piel, ayudando a transformar y optimizarla aumentando los niveles de colágeno mientras mejoramos la hidratación textura y luminosidad. Deja atrás tu crema hidratante diaria y sube de nivel con Bendito Skincare Pyramid.